Una Estampa del Sendero No.13


Unos enormes monolitos de piedra se veían dispersos en la extensa superficie de un gran parque de la ciudad de Facatativa, a este lugar se le llamaba Cocatativa, que significa: cercado fuerte al final de la llanura, el lugar donde se encuentran lo monolitos se le llamaba"Cercado de los Zipas". Los Zipas eran como jerarcas de los Chibchas indígenas que habitaban estos lugares.


La R. Hna. Aida y su hijita Citlali me trasladaron a esa ciudad distante más de una hora de la ciudad de Bogotá, nos habían invitado su hermana Maritza y su esposo. El almuerzo fue delicioso, después nos trasladamos al parque a caminar, admirando las enormes piedras que parecen haber caído del cielo sobre la llanura.


Cuentan las personas que debajo de este lugar hay un túnel que no ha podido ser explorado porque los que han entrado han muerto.


El lugar es lleno de verdor y árboles de diferentes especies, arrayán, acacias, alcaparras en flor, etc., en la parte alta de los monolitos como los árboles no pueden profundizar con sus raíces bajo la tierra, estas forman redes con ellas al ras de la superficie de las piedras.


A estos monolitos se le llama extrañamente "Piedras de Tunja" porque en la ciudad de Tunja distante más de 4 horas de camino existen unos agujeros en la tierra, porque estos eran para recibir a las piedras por su viaje por el espacio, pero debido a la invocación de los ZIPAS, se quedaron en Cocatativa. (ver Una Estampa del Sendero No. 1, "Tunja, un viaje maravilloso" )


Estos monumentos pétreos tienen inscripciones en que destacan unos dibujos que forman rombos y otras figuras como de ranas, estas inscripciones están muy desleídas por el paso del tiempo y la intemperie, también hay otras inscripciones indescifrables de color rojo óxido que han prevalecido.


También algunos monolitos tienen salientes en su parte alta a manera de vísceras que daban un escenario propicio para la meditación de los zipas.


Citlali corría delante de nosotros como inquieta mariposita jugando con un avión de papel que le había hecho, subimos rodeando hacia el monolito más alto, al llegar a la parte alta se contempla un magnífico paisaje, la lluvia que había al llegar se detuvo y la caída de la tarde era magnífica, en la altura se veía a lo lejos las montañas de gran verdor y en un ángulo se veían lejanos, los edificios de la ciudad de Bogotá; las voces de las personas se escuchaban en la altura como ecos lejanos.


Nos sentamos en la superficie de la gran roca a efectuar una meditación.


"Maestro" dijo Aída, "¿ se sube el pantalón para hacer mejor contacto con las piedras? "No" le dije, "es para no ensuciarlo, Maritza sonrió; nos concentramos para dialogar con las piedras, después compartimos experiencias, descendimos.


"Si desea" dijo la Sra. Maritza, " en la parte alta tenemos un Jacuzzi, le ponemos esencia y pétalos de rosa para que descanse", "muchas gracias" le dije, "yo solo me baño en regadera."


Durante el espacio de tiempo de la deliciosa merienda dialogamos.


Había caído la noche y con ella una intensa lluvia, Citlali se durmió de la fatiga, con ella y Aída regresamos a la Ciudad de Bogotá.


Bogotá, Domingo 24 de Septiembre. 2000

Guru Pedro Enciso Ruvalcava