Por el Hon. Guru Pedro
Enciso R.
Nuestro planeta según los últimos descubrimientos relacionados a su
antiguedad deduen que tiene una edad aproximada de 4,500 millones
de años que tiene una equivalencia aproximada a mil mavantaras o días
de Brahma divinidad de la Trinidad hindú.
A cada mavantara se le da una duración de 4’320.000 años terrestres.
Esta duración también es equivalente a 1000 años Divinos de los antiguos
egipcios de una duración de 4354’560.000 años terrestres el Año Divino
se componía de 168 años zodiacales con una duración cada uno de 25920
años cada uno que es el tiempo que tarde el sol en retrogradar los
360 grados de la pista zodiacal a razón de 72 años por cada grado
de ésta.
Ante esta enorme magnitud de tiempo que tiene nuestra tierra resulta
increible que haya pronósticos nefastos acerca de su destrucción,
estamos en los albores de la edad oro, del Satya Yuga en que al decir
del Cristo “No habrá misterio que no será revelado”.
Esta época de luz para la humanidad que empezó a reflejarse con el
advenimiento del Cristo entrando definitivamente en 1948 tiempo en
que nace la Era de Aquarius y con ella viene un gran cambio para la
humanidad, la ciencia, la tecnología, la exploración espacial, se
ha ido desarrollando a pasos gigantes y llegaremos algún día a no
pagar con tanto esfuerzo el derecho de vivir sobre la tierra pero
esto sucederá cuando el ser humano comprenda que debe dedicarse a
su desarrollo interno; Ante esto nos espera un porvenir muy bueno
pero debemos aprender a respetar y cumplir con leyes del Universo.
El hombre es el arquitecto de su propio destino, sufrimos las consecuencias
del nuestros actos, es cierto que cada ciclo cada año, cada día, cada
minuto, etc., cambian las influencias que recibimos del cosmos, pero
todo esto nos impulsa a la evolución, pues es el destino del hombre
de los mundos del Universo, es la evolución .
Pero todo esto nos inquietamos por el acontecer, por conocer si el
tiempo es bueno o malo si vamos a mejorar o a sufrir, etc., y de ahí
surge el buen negocio de la horoscopía de la adivinación etc..
La ley de polaridad actúa en todas las eras, en los planos en los
seres o en la misma divinidad de ahí que se afirma Dios es infinitamente
bueno cuando estamos bien Dios es infinitamente malo cuando nos afectan
los sufrimientos, las penalidades y hasta la muerte. Por esto aseveramos
que estamos en una era positiva, aunque en general no nos damos cuenta
por eso nos apoyamos algunas veces en esa ciencia de las anticipaciones.
El año 2.000 trae según la simplificación numérica el número 2 que
en los arcanos mayores de Tarot representa la sacerdotisa, el elemento
femenino en su función sacerdotal para producir la gestación de los
actos que producen transformaciones. Es buen tiempo para, con nuestra
imaginación inventiva plasmar en nuestra mente, las ideas, las cosas,
que queremos realizar, pues se manifiesta durante el año la matriz
fecundante que realiza la magia de la creatividad así como hay un
tiempo propicio, para sembrar en la tierra, así es tiempo adecuado
para hacerlo en el seno de la Madre Naturaleza, para que mediante
la Magia de su sacerdocio haga realidad nuestros planes positivos
recordando aquellas palabras del Cristo “El que siembra vientos, recoge
tempestades”
Las palabras claves de este arcano son: “El viento y las olas van
a favor de quien sabe navegar”
De esto deducimos que todo proyecto al realizarlo habrá oposiciones
pero todo está en favor de vencer las oposiciones. También este arcano
propende a la fusión de los deseos, a la afinidad química que propicia
la relación de los sexos, favorece el comercio, el intercambio y los
negocios cuando se hacen con entusiasmo y esfuerzo.
Es también un año favorable para nuestro desarrollo espiritual.
FELICIDADES PAX……….
G.P.Enciso