VIVENCIAS DEL PASADO 3

Me había desplazado desde la Cd. de Monterrey, Nuevo León hacia la Cd. de Guadalajara, Jalisco y de esta a San Isidro Mazatepec, poblado algo distante de la Cd. de Guadalajara de ahí me desplacé hasta llegar a Teopantli Calpulli distante algunos kilómetros, para asistir a un evento de la tradición indígena. En este lugar permanecimos algunos días realizando diferentes actividades y rituales.

Al finalizar la Ceremonia, una persona de las asistentes me comentó:

-Reverendo ¿Sabe lo que paso con Monterrey?

-No -le contesté -realmente no he sabido nada.

Otra persona comentó:

-No, no fue nada, no preocupes al Reverendo.

Al finalizar la semana, el domingo fue la clausura del evento. Se me había encomendado la comisión de ordenar todo el Santuario acompañado de la Hna. Marìa de la Luz García Míreles.

El tiempo se había deslizado y al salir del templo todos se habían ido, solo se veían luces encendidas en el interior de las casitas de los habitantes del Teopantli
-¿Y ahora que hacemos? Pensé, pues no había ningún vehículo que nos trasladara a la carretera, distante varios kilómetros de donde nos encontrábamos y yo tenía que regresar a Monterrey en dos horas, al estar pensando como resolver mi problema llega al Teopantli un vehículo conducido por el M. Resp. Hno. Pablo Loya.

Se acerca a nosotros y nos pregunta:
¿Les puedo servir en algo?
¡De verdad! -Le contesté- necesitamos que nos haga el favor de trasladarnos a la carretera, para esperar algún vehículo que nos lleve hasta la Central de Autobuses.
-Suban- nos dijo -yo los llevo
Y con toda gentileza nos llevó hasta la central de autobuses de la Cd. de Guadalajara, Jal.
Al acercarme a la taquilla me informa el encargado:
-Los autobuses han suspendido sus viajes a Monterrey porque el huracán "Gilberto" ha cortado las carreteras. Solo hay un medio de llegar haciendo un largo rodeo por Cd. Victoria, Tamaulipas.
-Si no hay alternativa expídame dos boletos- le dije
-No puedo- me dijo- pues todas las salidas ya están cubiertas y tendrá que esperar cinco o seis días.

El M. Resp. Hno. Pablo Loya al oír esto entra a la taquilla y se dirige hacia las oficinas y transcurridos algunos momentos sale y me dice:
-Aquí tiene sus boletos, salen en media hora
Para mi todo este acontecimiento ocurrió como un milagro, me comuniqué a Monterrey por vía telefónica para conocer la situación de mi familia la cual afortunadamente se encontraba perfectamente bien.
Las catástrofes habían ocurrido en otros sectores de la ciudad.

Me despedí del M. Resp. Hno. Pablo Loya y le pregunté:
-¿Por qué llego usted al Teopantli en esa precisa hora?
El me contestó- explíquemelo usted, yo me dirigía hacia la ciudad de Morelia paro sentí que algo hacia falta en el Teopantli y desde la carretera me desvié para llegar hasta êl.
-Se lo agradecí mucho y nos despedimos.

Al legar a la Cd. de Monterrey era un caos, grandes anuncios se habían desplomado y algunas calles se veían llenas de lodo y piedras. Muchas casas fueron destruidas, hubo varios muertos e inundaciones. Cuando llegué con mi familia todos estaban perfectamente bien, gracias a Dios.
Por este conducto manifiesto mi profundo agradecimiento al M. Resp. Hno. Pablo Loya. Con este objeto he ido varias veces a al Cd. de Morelia pero no he tenido la suerte de encontrarlo.

Con mi amor de Maestro.

P A X . . .

Gurú Pedro Enciso Ruvalcaba.